EL PAPA LUNA, ÚNICO PAPA ARAGONÉS

De todos es conocida la frase “siguió en sus trece”. Esta expresión concuerda sin duda con la fama de tercos que ostentamos los aragoneses. Pues bien, su origen, curiosamente, viene de por aquí, en concreto de Illueca. Su responsable es Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor, más conocido por la historia como el Papa Luna.  Puedes escuchar nuestra versión podcast desde este link.

Él se mantuvo como papa Benedicto trece, o sea, en sus trece, a pesar de quedarse prácticamente sin apoyos, ser excomulgado y ser señalado por Roma como Hereje. Acabó sus días encerrado en su propia fortaleza, el castillo de Peñíscola, conocido hoy como del Papa Luna. Ese castillo templario, situado junto al mar, dentro de las fronteras del reino de Aragón de la época, presume de haber sido una de las únicas tres sedes papales de la historia junto a Roma y Avignon.

Pedro Martínez de Luna, de familia noble, nació en el Castillo de Illueca, hoy hospedería de Aragón, en 1328. Fue nombrado Papa 66 años después en Avignon con la promesa de que aceptaría un concilio universal que depusiera a los dos papas existentes entonces, el de Roma y el de Avignon, y que se eligiera al fin a uno solo, terminando con el llamado Cisma de Occidente. Sin embargo, una vez se vio con la mitra papal no la abandonaría hasta su muerte alegando siempre, como buen aragonés, que él era el legítimo Papa. El Illuecano, considerado hoy como Antipapa, llegó a coincidir, incluso, con dos papas más a la vez: Juan XXIII y Gregorio XII.

El Papa Luna siguió en sus trece hasta para morirse. Llegó a ser muy longevo quizás por simple terquedad o, quién sabe si por la ingestión habitual de un preparado de hierbas llamado tisana, que populizaría él y que sigue comercializándose hoy con el nombre de Tisana del Papa Luna. La cuestión es que, cabezón como él solo, no abandonaría este mundo hasta los 96 años, algo que si resulta poco común ahora, no digamos en el siglo quince, con más merito teniendo en cuenta que sufrió un envenenamiento provocado por enviados de la sede papal de Roma.

Se piensa que el conflicto de dobles y tiples papados que supuso ese cisma terminó con la sucesión a cargo del también aragonés Gil Sánchez Muñoz con el nombre papal de Clemente octavo. Él abdicaría en favor del papa de roma Martín quinto. No obstante, la imaginación de los novelistas franceses Jean Raspail y Gerard Bavoux hacen que el Papa Luna siga en sus trece incluso después de muerto y relatan una supuesta línea sucesoria.

Incluso hay quienes hoy aseguran, hay que aclarar que sin demasiada fiabilidad histórica, que la línea sucesoria de Avignon ha seguido hasta nuestros días y señalan a un papa que con el nombre de Benedicto cuarenta sería el actual sucesor de nuestro terco aragonés, siempre en sus trece, Papa Luna.

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